miércoles, mayo 20, 1998

Escrito con sangre

Caminé despacio por todo el corredor de un piso pulido liso y reluciente, me dirigí al interruptor del aire acondicionado al tiempo que me preguntaba: "¿No habrá ,manera de que pase más tiempo solo?", y es que hoy no he podido evitar seguir pensando en ti; hoy te escribí y escribií... pero lo que más me absorbió fue tu carta, la cual leía como ceremonia, con solemnidad absoluta, como si no hubiera más que leer en el globo. Como rito tomaba tu carta, la abría con cuidado, respetando cada doblez, despacio la extendía y comenzaba su lectura.

Tú sabes lo que leí: tu desprecio, tus razones para no quererme; tú entiendes lo que dices: te puse trabas para lo nuestro, tú sólo me lanzas la bofetada en respuesta a la restricción. Aun así no me puse triste, más bien, me conmovió el leer todo lo que me decías, porque no entiendo con que fin lo hiciste, si para decirme que por los obstáculos ahora debía soportar la negativa, que con inconveniencias o sin ellas no podía consumarse la relación o que simplemente estaba trazado que tú y yo no podiamos unirnos.

Después de leer tantas veces tu carta, en cada ocasión pude entender la manera de como comprendías la vida, ¿sabes qué es lo más absurdo? Que tú no estás aquí escuchando todo esto, se lo estoy diciendo al termostato del clima, que no lees lo que está escrito, sino oyes el llamado de mi corazón que clama por ti, por tu precencía, por tu calor y tus palabras... me siento ridículo hablándole al aparato, así que me di la vuelta para regresar junto a ti, aunque no estaba tu cuerpo, para abrazarte, a pesar de no ser mía... para escribirte lo que nunca consideras tuyo, a pesar de que te pertenece.

Para calmar la histeria tuve que manchar el piso para no ver tu reflejo, fue la sangre la que cubrió tu cuerpo y no dejo ver tu cara; en ese momento no había otra cosa en mi mente, sólo tu nombre que volaba eufóricamente dado de vueltas en la jaula creaneal, y para tranquilizarlo tuve que escribirlo con la sustancia viscosa derramada en el piso y que empapaba mi ropa; junto a él un solo deseo, término para designar lo que no fue, lo que quise hacerte, mi única expectativa de ti, decía a la gota: "Siempre te querré".

Me puse de pie, mi cabeza me dolía, me lleve la mano a la cabeza, había sangre. "¿Qué sucedio?" -dije en voz alta-, mire el reloj: dos horas más tarde desde que prendí el clima; no me moví ni un paso, no había sangre en el suelo, sólo un hilo de sangre en la pared. Sin darme cuenta me golpeé muy fuerte, quizá para descargar la furia de tu rechazo. En fin, lo más que pude hacer es sentarme a escribir y lo único que se me ocurrió fue escribir en el piso tu nombre con sangre...

viernes, mayo 15, 1998

Veinte Minutos

Sólo veinte minutos para reponer el desvelo de noches atrás.

Necesite de veinte minutos para destruir mi duro trabajo.

En veinte minutos probé un sabor femenino que me causa repulsión.

Con veinte minutos puedo extinguir mi vida por completo.

Después de veinte minutos descubrí que no obtuve todo lo que esperaba de los demás.

Durante veinte minutos medite sobre el nubloso y cercano futuro.

Tras veinte minutos comprendí la confusión de los miembros de mi cuerpo.

Hasta veinte minutos es muy poco tiempo para lograr mi felicidad.

No me bastan veinte minutos para decir lo que debería.

Cuando hayan terminado veinte minutos la habré contemplado hasta sentirme satisfecho.

Me ha tomado veinte minutos escribir esto y a ti sólo un minuto leerlo.

martes, mayo 12, 1998

Muerte

Ante la brevedad de la vida el hombre es un ser insignificante. Me parece increíble el creer que la muerte se presente en esta forma, es sorprendente que las cosas terminen de esta manera. Hoy te encuentras con una persona y mañana ya no vive, se ha ido, de repente se esfuma, desaparece. Yo sé que la muerte nos acecha a todos, en cualquier momento me puede atrapar y ser súbito de su reino; pero no deja de impresionarme la noticia de alguien que muere, aun cuando pudiera explicar mi sentir a alguien, no lo entendería. Quisiera llamar a quien sea para decirle lo que me pasa, pero me detiene mi timidez, el miedo a que no comprendan el motivo de la llamada, yo solo deseo que escuchen lo que mi alma grita por dentro, que sepan mi sentir, pero no creo que lo comprendan, supongo que me oirían y acompañarian en la platica, pero nunca apreciarian lo que siento.

Para mí es necesario que entiendan lo que siento; ahora bien, ¿será posible hallar alguna persona que escuche lo que tengo que decir? Probablemente. Por momentos tomo la decisión para hacer la llamada, sin embargo el temor aun me detiene, no tengo poder para hacerlo. Quisiera expresar que la vida es muy fugaz, sólo una exhalación, puño de arena lanzado al aire ¡Qué insignificante es el hombre! Me siento y los recuerdos invaden mi cabeza, los problemas y sueños se relegan hasta desaparecer, pero aun la interrogante, la preocupación permanece, las remembranzas hacen que mi asombro se avive, y de mí sale una voz que dice: "No puede ser, simplemente, ¡No puede ser!". Deseo llamarle a cualquiera de los que tengo presentes, sin embargo me hago de la idea que ninguno de ellos se uniría a mi en mi soledad, no ahora, quizá nunca.

Por el momento los párpados me pesan, estoy cansado por la rutina, debo descansar, quiero dormir, por el momento solo un rato... hasta el amanecer... ya llegará el tiempo para mi descanso, descanso eterno.

martes, mayo 05, 1998

Incongruencias

Para ser un buen escritor uno debe saber expresar lo que quiere decir, ¡diablos!, ¿Cómo se supone que debo hacer eso?, ¿cómo plasmas un sentimiento, una persona en papel y con tinta? Está bien... tomaré mi lugar y procurare escribir un poco... "Había una vez...", no, no, eso suena a cuento de hadas, a ver... "En una ocasión...", tampoco, parece sermón, ¡rayos!, todo lo que debe de hacer uno para tratar de decirle a los demás tu estado de ánimo, es desesperante y abrumador el poner por escrito lo que quieres transmitir, sobre todo si te interesa que el mensaje llegue correctamente, bueno... "Te conocí...", ¡contras!, suena a canción de Flans.

¿Por qué me tomo tantas molestias para escribir, si el producto de mi mente es para una persona que ya no me quiere? Así es, por una chava que ya no le interesco, ¿cuál es el sentido de decirle lo que siento? La verdad es que espere mucho tiempo para intentar "llegarle"; ahora que lo había decidido, cuando más deseaba tener su compañia, en este tiempo en que siento el revoloteo de mariposas y el vuelco del estomago al verla... alguien más supo aprovechar la oportunidad. Y yo, a sabiendas de que no podia acercarme, seguí mirando hasta que la inmensa obscuridad de sus ojos me trago, me deje llevar por las olas de sus cabellos, me perdí en las arenas blancas que forman su piel... estoy atrapado en un sentimiento que consume lentamente mi ser, haciendome pensar en por qué no la quizé más... un momento, pero nunca fuimos novios... ¡estoy mal!, de verardad ¡estoy mal! ¿Desear que nos reconciliemos y "regresemos" cuando ni siquiera salimos juntos alguna vez? Amor... ¡bah!, a veces parece un juego de relevos: primero comienzas con un individuo, luego pasas al siguiente y terminas con otro, pero realmente no eres de nadie... ¡Amor!, amor... ¿Quién puede vivir sin amor?, lo que es lo mismo ¿cómo un escritor puede vivir sin sufrir? La verdad es que nadie que no haya sufrido o vivido puede escribir y, entonces, transmitir a su lector lo que relata o describe, porque es como si un ciego quisiera describir colores o paisajes. De igual forma, es inevitable vivir sin amor, no puedo dejar de pensarla, no, y no quiero seguir así, me hace daño, porque ella es un amor imposible.

Quisiera saber como escribir esto, ¿a quién se le ocurre tratar de plasmar un sentimiento? Los sentimientos no se tocan ni se ven, solo se viven, se sienten. Aunque aparentemente escribir es fácil, no lo es, y es aun más si es para alguien que quieres. Desearia poder dejar de pensar en ella, tal como no es sencillo abandonar el intento de escribirle algo, pero no la puedo arrancar de mí, por eso me acabo, es como si escribir alivianara mi sufrir, tal vez por eso no dejo de pensar en ella, porque no puedo evitar seguir escribiendo.

Mujer

La observo desde lejos, voltea, me ve, regresa a su lugar, insiste, yo no despego la mirada de ella. Me atrae, me acerco, se va, quedo solo, se detiene y hace señas, me conforta... ¡¿Cómo he de decircelo?! Sin embargo, ella también se ve lejana, cuando estoy junto a ella huye. Cuando me alejo quiere que me acerque; busco la manera de acercarme, lo intento, pero ella esperaba algo más. ¿Qué si la quiero? ¡La quiero!, aun cuando no le puedo dar mi cariño. ¿Qué si quiero estar junto a eñña? Claro que quiero estar a su lado; pero cada vez que me acerco la siento más lejos, como si ella misma, al sentir mi proximidad, quisiera alejarse, porque cuando deseo compartir con ella mis cosas prefiere estar separada. Ahora bien, desde lejos me dice que le gustaría que yo le compartiera de mí, que me acercara para hacerlo. Pues, ¿por qué debemos estar así? Sé que soy extraño; igualmente ella: es alegría y felicidad, euforia y sonrisa mezclada con nostalgia, tristeza y melancolía. Siempre la veo, me ve, sonríe, me aproximo, se paraliza, intento aliviarla, entonces huye, para después, cuando yo estoy lejos, hacerme sentir que me quiere junto a ella, abrazándola, queriendola. Y si me equivoco es porque para mí ella es fusión de muchos de mis sueños; y como ellos, tiene muchas de las cosas que siempre he deseado, por el contrario mis sueños son imperfectos, por ser irrealizables, en consecuencia hay una barrera entre nosotros, que ninguno de los dos quiere saltar, pero desde ambos lados susurramos cosas melosas, cuchicheamos el deseo del uno por el otro, casi sólo se oyen en nuestras mentes; cómo me gustaría que escuchara mis pensamientos, tantas cosas quieren decirle... ¿Frustrado? Quizá, sólo porque tengo la seguridad de que al quererla le haré daño, ¿de qué sirve quererla si la puedo matar con mi pasado y con mi ser? No vale la pena intentarlo, pero lo que siento por es tan intenso como lo que impide decírcelo. Mezcla de sueños, hermoso ser que adorna las mejores páginas de mi vida, si pudiera quererte serías complemento mío, la parte del rompecabezas de mi vida que está ausente, porque dentro de ella late el deseo por aquellas cosas que anhelo, es como yo, vive como vivo, sufre con lo que sufro, ¿Cómo no poder saberlo si actúa como yo lo hago? Porque en secreto me quería, y solo ella y los suyos lo sabían, de igual modo pasaba conmigo. Hoy me quiere menos que antes, aun así tendría que decirle todo esto; porque hoy me acerque, me vio, temió, quise confortarla, pero se marchaste. ¿De qué manera me acerco? Mujer de cabellos alegres, que huele a rosa, siendo sus ojos como el infinito mismo, cambiante como la luna y diversa como las estaciones ¿Quién la entiende y quién la puede poseer, pues si es libre como viento y a la vez presa como el ave enjaulada? Si yo la pudiera tener, no dudaría en tomarla, pero hoy, ante todo, no puedo; vive dentro de mí, en mi ser, como musa que obliga a crear las cosas hermosas de las que podría ser autor, la cuales viviran como testimonio de lo que pudo ser, de lo que pudimos hacer. Dentro de ella hay una gran fuerza, esta le pertenece, espero la comparta con aquel quien la ame; por lo pronto quisiera me contagiará su amistad, algo para sentirte cerca, algo para que estemos juntos...